La decisión de la Unión Europea de escoger Sudáfrica como “Tercer País” en la convocatoria 2012 del programa Cultura 2007-2013, no podía ser ignorada por unas instituciones europeas que tienen como objetivo preservar y divulgar la literatura oral.
Para dichas instituciones -Biblioteca Civica de Cologno Monzese, Centre des Arts du Récit en Isère, Sociedad Española de Documentación e Información (SEDIC) y Seminario de Literatura Infantil y Juvenil de Guadalajara-, Sudáfrica es el origen. De allí procede una de las recopilaciones de cuentos orales más antigua de las que se conservan: la Colección Bleek, incorporada desde 1997, a propuesta de Sudáfrica, en el Registro de la Memoria del Mundo de la UNESCO.
La narradora Helena Cuesta y el folclorista José Manuel de Prada Samper, colaboradores del SLIJ, residían en 2012 en Ciudad El Cabo, donde De Prada preparaba una recopilación de narraciones orales sudafricanas. Con muy buenas relaciones en el mundo de la narración oral de Sudáfrica, eran una ayuda fundamental para asegurar el éxito de este proyecto.
El coorganizador sudafricano fue el Krakadouw Trust, relacionado con la University of Cap Town. El arqueólogo John Parkington, profesor de esa universidad, tuvo un papel destacado en la gestión del proyecto. También se contaba con apoyos tan fundamentales como la Fundación Atapuerca, el Sistema Atapuerca Cultura de la Evolución, el Museo Provincial de Guadalajara, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Internacional Audiovisual APREMIA, la Universidad Jaume I y la National Library of Cape Town cuyo Centre of the Book fue el responsable de hacer el primer Maratón de los Cuentos de Cape Town.
Para buscar el origen de los cuentos, se reunieron en una granja sudafricana cercana a Clamwilliam doce narradores: seis europeos y seis sudafricanos. Los seis primeros eran Jennifer Anderson y Adama Adepoju (propuestos por el socio francés); Lelia Serra y Nicolás Buenaventura (propuestos por el socio italiano); Estrella Ortiz y Luis Correia Carmelo (propuestos por el socio español. Los seis propuestos por el socio sudafricano eran Kapilolo Mario Mahongo, Lavona De Bruyn, Madosini, Marlene Wimberg, Pedro Espí y Sindiwe Magona. Cada uno de ellos buscó cuentos de su tradición sobre seis temas que, previsiblemente, siempre han interesado a los seres humanos: la creación del mundo, la muerte, los animales, los elementos, el universo y la relación entre las personas. Una vez seleccionadas las historias, se narraron en escenarios arqueológicos, recordando posibles momentos muy anteriores. Se narró en abrigos sudafricanos llenos de dibujos -a veces emparentados con los temas de los cuentos-, y en el Yacimento de Atapuerca, en la Cueva de los Casares de Guadalajara y en las Cuves de Sassenage, próximas a Grenoble. El socio italiano escogió una "cueva" muy actual: el Metro de Milán.
El proyecto dio lugar a un documental titulado De Cueva en Cueva, así como a un Repositorio de Cuentos contados.